19 de octubre de 2016

Un sacerdote jesuita pateó el tablero en una reunión de los empresarios más ricos.

El sacerdote jesuita, doctor en Ciencias Políticas y director del CIAS (Centro de Investigación y Acción Social) Rodrigo Zarazaga sacudió la conferencia de IDEA en Mar del Plata al enseñarles a sus espectadores qué significa ser pobre y, para peor, desmintió el mito del clientelismo en la propia cara de los empresarios. ¿Habrá servido de algo? Este humilde servidor público no lo sabe, pero igualmente presenta aquí las palabras del sacerdote en un par de videos, para que el estimado lector saque sus propias conclusiones. A modo de contextualización, reproducimos antes algunos comentarios de la prensa escrita:

Un sacerdote hizo enojar a los empresarios de IDEA
El jesuita Rodrigo Zarazaga criticó la visión de quienes sostienen que “los beneficiarios de planes sociales no quieren trabajar”. Advirtió sobre el crecimiento de la pobreza y la marginalidad.
"Yo no conozco a nadie que gane (un plan de) $880 por mes que no quiera trabajar si le ofrecen un trabajo en el que le van a pagar 15.000 pesos", dijo Zarazaga ante unos 500 empresarios que escuchaban el panel sobre "Integración social, puente para el desarrollo sustentable de la Argentina", en el 52 Coloquio de IDEA.
Mientras Zarazaga desarrollaba su exposición, algunos empresarios como Guillermo Dietrich, el padre del ministro de Transporte, se quejaban a sus compañeros de mesa: "Nosotros ponemos mucho dinero para tratar de reducir la pobreza con los impuestos que pagamos y no me gustó cómo nos trató este sacerdote", dijo a Infobae.
En la misma línea, un empresario de la construcción agregó: "No es justo que nos venga a criticar acá un sacerdote de la forma en que lo hizo. Nos vamos a quejar a las autoridades de IDEA en las próximas reuniones", confió a este medio.
Rodrigo Zarazaga enojó a gran parte del auditorio cuando explicó que "el valor de una cartera Louis Vuitton equivale a 300 meses de planes sociales; una corbata Hermes, para no hacer distinción de género, unos 200 meses".
Su discurso se endureció cuando manifestó que "estamos esperando la lluvia de inversiones, pero si llega, va a haber un sector que va a seguir en el desierto, por eso hay que invertir en planes de capacitación, porque si no, el tren de la reactivación va a arrancar pero con medio tren desenganchado". Y agregó: "La pobreza no es sólo un problema de ingreso, sino también de en dónde crecí; qué posibilidad de vivienda tengo; con qué posibilidad de educación, y de salud. Para eso están el Estado y ustedes, los empresarios, para ayudar".
Rodrigo Zarazaga ha trabajado en las villas bonaerenses. Trabajó durante años junto a sus pobladores mientras estaba en el seminario jesuita de San Miguel, luego estudió en Harvard, donde desarrolló su tesis –para su doctorado por la Universidad de Berkeley– sobre el clientelismo en el Conurbano; lleva varios años estudiando la particular lógica política que allí se pone en juego en la Argentina. Además, trabajó siete años en la Villa Mitre y otros barrios obreros de la zona.
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Que esta gente no cambia de IDEA...
Otro intruso en el espectáculo fue el sacerdote jesuita Rodrigo Zarazaga. Es un académico prestigioso, especialista en políticas sociales que también “camina” el Conurbano. Posiblemente lo convocaron para darse un barniz de pluralismo. Zarazaga habló como siempre lo hace. A quienes aducen que la AUH es clientelar les explicó, pacientemente, que es un programa de ingresos transparente que reduce a casi nada las mediaciones políticas. Que la plata que va a los hogares se administra bien por lo general y es clave para que, por lo menos, los pobres coman.
A los que, nostálgicos de 1845, afirman que la AUH conspira contra la cultura del trabajo les dijo que ningún trabajador rechaza un trabajo con sueldo 15.000 pesos para mantener “un plan de 880”.
Zarazaga añadió que, desde hace años, urge mejorar el repertorio de políticas públicas: cloacas, vivienda, pavimento, transporte. Y que los principales responsables para conseguirlo son los que pagan impuestos.
La furia convulsionó la velada. Guillermo Dietrich, el papá del ministro de Transporte, pegó dos gritos, en público. José Aranda, alto integrante del Grupo Clarín y propietario rural (cuentan testigos presenciales) optó por el susurro imperativo en los oídos de los organizadores, propugnando que nunca más se invite al cura ni a nadie que piense como él. Pluralismo en acción.
Los otros aguafiestas son los números y porcentajes que describen el devenir de la economía real. Ya se va el año, es hora de ir pensando si el primer semestre de 2017 traerá inversiones de calidad, rebote del consumo, nuevos puestos de trabajo o más de lo mismo.
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Veamos ahora al mismo sacerdote hablando en el Coloquio de IDEA.

La palabra del sacerdote sobre pobreza y pobres:





La palabra del sacerdote sobre clientelismo:




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